Y nosotros ¿Qué podemos hacer?
Pues no es sencillo, pero un
primer paso seguramente será el darnos cuenta de que muchas veces de forma inconsciente
a la hora de tomar decisiones o desarrollar nuestros comportamientos diarios ya
estamos haciendo diferenciaciones que no son perceptibles a nuestros ojos. Son
pequeños detalles que sabiendo que están ahí y que pueden surgir en cualquier
momento, deberíamos recordarnos cada poco para tenerlo en cuenta.
Un segundo paso, podría darse en
las conversaciones con los compañeros de trabajo, donde en ocasiones utilizamos
un lenguaje no apropiado, olvidándonos que este podría llevarnos a un trato o
comportamiento discriminatorio. Sin duda generar un ambiente de trabajo en el
que todos estemos a gusto y nos sintamos respetados, aportará una mayor
estabilidad a las relaciones grupales y a la colaboración entre los miembros
del equipo. Una consecuencia practica es que esto beneficiará al trato con el
usuario, que se sentirá mejor atendido.
En casos concretos donde nos
encontremos con personas víctimas de discriminación, el poder ofrecerle nuestro
apoyo directo o información y asesoramiento de dónde poder encontrar y acceder
a diferentes recursos, es una buena práctica. El tener una especial
sensibilización hacia estos temas, hará que la persona a la que estamos
atendiendo se sienta acogida, apoyada y pueda compartir con nosotros cualquier
tipo de situación con mayor confianza.
El promover iniciativas de
diversidad e inclusión en nuestro lugar de trabajo y en nuestro entorno, pueden
ayudar a crear un ambiente más justo y solidario. No podemos olvidar que la que
cualquier iniciativa debe partir por la concienciación y compromiso de uno
mismo tratando a todos con respeto, valorando la diversidad y desafiando el
lenguaje y los comportamientos discriminatorios.
Seguro que estas pequeñas
propuestas no suponen un gran esfuerzo, y si que benefician a todos.
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